Cómo elegir una adecuada parcela de ensayo
En todo experimento las condiciones bajo las que se realiza son un factor que hay que tener muy en cuenta a la hora del diseño, ejecución e interpretación de resultados del mismo. Dentro del mundo de los productos fitosanitarios, uno de los aspectos a considerar es la correcta elección del terreno o parcela en la que se va a desarrollar el ensayo. En las siguientes líneas aportaremos algunas ideas para que esta decisión esté sostenida bajo criterios sólidos.
Cuando se diseñan ensayos con productos fitosanitarios para diferentes fines es esencial controlar y medir todas las variables que pueden influir de un modo u otro en los resultados que se registran. Las características y propiedades del suelo en el que se ejecuta el ensayo pueden condicionar el modo de acción del producto.
Los ensayos sobre Plant Protection Products pueden tener distintos objetivos, como conocer la eficacia frente a determinadas plagas o a diferentes dosis, averiguar la resistencia que provocan en los agentes patógenos, conocer sus efectos sobre el rendimiento de los cultivos, su fitotoxicidad o consecuencias negativas sobre organismos que no son su objetivo y que, incluso, pueden ser beneficiosos para las cosechas.
Cómo elegir una parcela de ensayo de acuerdo a unas Buenas Prácticas Experimentales (GEP)
Las Buenas Prácticas Experimentales o Good Experimental Practices (GEP) engloban una serie de estándares que se aseguran de garantizar el conocimiento de la eficacia, fitotoxicidad y efectos adversos de los productos fitosanitarios. Gracias a las GEP, junto con el reconocimiento mutuo entre países de la Unión Europea, hace que los resultados obtenidos en un país determinado sean válidos para el resto de países miembro.
La elección de una adecuada parcela de ensayo para las Buenas Prácticas Experimentales es un proceso para el que hay que tener en cuenta una considerable cantidad de factores relacionados con aspectos físicos, químicos, biológicos, logísticos y de organización.
En cuanto a la parcela en sí, esta debe ser homogénea, sin bordes irregulares, preferiblemente con forma rectangular, de acuerdo al tipo de aplicación y maquinaria utilizada. Se pueden habilitar un pasillo entre parcelas, con el objeto de facilitar las posteriores evaluaciones, así como un asegurar un margen de seguridad entre cada una de ellas que evite el efecto de tratamiento cruzado. Por último, deben de estar clara y correctamente rotuladas.
En cuanto a su tamaño, éste dependerá de aspectos como el equipo para la aplicación del producto, la homogeneidad de la plaga que se va a tratar y el tipo de evaluación a realizar.
Diferentes distribuciones de las parcelas de ensayo
Otro aspecto a considerar en el diseño de un experimento que cumpla los requisitos establecidos por las GEP es el de la ubicación espacial de las diferentes parcelas sobre las que se va a ensayar. Existen varias posibles distribuciones de las mismas, que pasaremos a describir a continuación.
Diseño completamente randomizado
Las parcelas se distribuyen de forma totalmente aleatoria. Esta situación es aconsejable cuando el terreno es suficientemente homogéneo, puesto que en caso contrario, la varianza residual puede ser demasiado alta. En el diseño completamente randomizado, en cada parcela se prueba un tratamiento distinto.
Tomemos un ejemplo de 8 tesis con 4 repeticiones cada una:
Diseño en bloques completamente randomizados
En situaciones en las que la heterogeneidad del terreno sea una característica a considerar y haya más de un factor a tener en cuenta en el ensayo, es recomendable dividir el campo en distintos bloques que sean lo más homogéneos posible, siendo estos bloques heterogéneos entre sí.
Estos bloques, a su vez, se subdividen en parcelas sobre las que se aplicarán los diferentes tratamientos aleatoriamente. Lo más habitual es que cada tratamiento se aplique una única vez en cada bloque.
La disposición de las parcelas dentro de bloques puede verse afectada por la forma de las mismas. Las parcelas alargadas a menudo están dispuestas con sus lados mayores ubicados de forma adyacente, mientras que las parcelas cuadradas pueden mantener otra distribución espacial.
Los diferentes bloques no tienen por qué situarse juntos, sino que pueden hallarse dispersos. Para que se dé esta situación se requiere tener un conocimiento exhaustivo del terreno, de forma que tengamos controladas las variables que dan heterogeneidad al mismo.
Con esta forma de distribución de las parcelas de ensayo conseguimos reducir el error experimental que va asociado a la heterogeneidad de la zona de cultivo en algún aspecto decisivo para el objetivo del ensayo, aumentando la precisión del procedimiento. Algunos esquemas del diseño en bloques completamente randomizados son los siguientes:
Diseño en split plot
Esta distribución se aplica en casos en los que exista heterogeneidad en el terreno y, además, alguno de los factores influyentes en el ensayo no pueda ser completamente randomizado en las parcelas de un bloque.
Un ejemplo de esto sería un ensayo en el que se estudien dos variables: producto y equipo de irrigación. En este caso el producto es un factor fácil de modificar, mientras que la maquinaria de irrigación no lo es tanto, ya que suelen tener tamaños concretos y no pueden adaptarse a las dimensiones de cada parcela.
En esta modalidad de distribución para cada caso a tratar se divide el terreno en bloques de mayor tamaño y, a su vez, estas se subdividen en parcelas más pequeñas. En este esquema la randomización se realiza por partida doble. Un ejemplo sería:
Con el diseño en Split Plot se ahorran costes derivados de la modificación costosa de alguno de los factores. Además, sus resultados son estadísticamente de mayor calidad para las situaciones descritas previamente.
Tipos de manejo de las parcelas de control
Por último, se debe tener en consideración la ubicación de las parcelas testigo o de control, que son aquellas a las que no se les ha aplicado ningún tratamiento.
Su distribución puede ser variada, como se muestra en los esquemas siguientes:
Si se está realizando un ensayo estadístico, deberemos emplear un control incluido.
Si la heterogeneidad del terreno es alta, el control adyacente es el más apropiado.
El control imbricado será el idóneo en una situación en la que la heterogeneidad del terreno sea moderada o baja y no exista interferencia entre las parcelas de ensayo y las de control.
La elección de una adecuada parcela para los ensayos de nuestros productos es un hecho al que no debemos restar importancia. Un apropiado diseño del terreno sobre el que se va a trabajar nos facilitará mucho nuestro trabajo, haciendo que obtengamos unos resultados fiables, exactos y reproducibles. Esto último es algo esencial si llevamos a cabo ensayos según lo establecido por los criterios marcados de las Buenas Prácticas Experimentales.
Al igual que es fundamental empezar a construir una casa por los cimientos, con los ensayos de campo es crítico el diseño de los mismos, tomando como punto de partida un perfecto conocimiento de todo aquello que nos proporcione información útil al respecto. Se trata de un aspecto tan importante, que la Organización Europea y Mediterránea de Protección Vegetal publicó un estándar para el diseño y análisis de los ensayos.
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